Autoconsumo:

“A man sees in the world what he carries in his heart.” WVG

Ponerse una máscara implica, desde varias perspectivas, mirar hacia dentro. Respirar un aire recirculado y  hacernos conscientes del propio tacto. Esta autopercepción, este encierro, esta barrera: es un ejercicio de autoconsumo en el que en virtud de un límite, nos adentramos en nosotros mismos.

En la intimidad que la máscara ofrece, solemos sentirnos protegidos para encontrarnos en los demás. Al ocultar nuestra cara o al transformar nuestros rasgos, nos rompemos.  

Dislocamos nuestra identidad a través de ese objeto que nos cubre y así, sin temores, podemos juzgar, decir, bailar y mirar lo que nos está prohibido. Somos un poco libres de nuestro ego. Sin embargo, por razones obvias, a pesar de la máscara seguimos siendo el mismo ser, y ese otro que emerge no es más que una sombra propia que autoconsumimos en la privacidad de esa fachada. Aun cuando soñamos que somos otro, que la máscara nos transforma, que nos conecta con algo ajeno; no estamos haciendo nada distinto a ser aquello que tenemos profundamente encarnado en nuestro interior. 

El ejercicio de consumirse, es lógicamente muy agotador, conlleva una fatiga que nos obliga a restringir los tiempos de ese disfraz. En ese sentido los usos de las máscaras siempre son cortos y de momentos, porque esa intimidad con nosotros mismos es cautivadora en un principio pero asfixiante después de un tiempo. Además está el peso de ponerse algo en el rostro, de sentir un artificio que nos acompaña a donde vamos. Puede ser agobiante después de algunas horas sentir como nuestro cuerpo carga una materia ajena.

¿Qué espera uno de este autoconsumo? Tal vez espera ver en los demás lo que uno ha sido. Espera pasar un buen rato siendo lo que tiene escondido dentro. O depronto este autoconsumo termina por agotar lo que llevamos dentro y no queremos sacar.

Finalmente una máscara allana muchos miedos, es un objeto para verse desde dentro, desde su reverso, desde el lado que los demás no ven. Como los miedos. Así, nos invita a reciclarnos, autoconsumirnos y finalmente a respirar nuestros propios aires.



* Fabián Herrera is a Colombian designer and 3d-artist.